Microrrelato de John Connolly del libro «Música Nocturna».
De pequeño iba a un colegio construido junto a un cementerio. Me sentaba en el último pupitre de la clase, el que quedaba más cerca de las tumbas. Pasé varios años dando la espalda a aquel terreno siniestro. Recuerdo cómo, al acabarse el otoño y cobrar fuerza el invierno, el viento empezaba a soplar a través del marco de la ventana y yo pensaba que aquel aire tan frío era como recibir el aliento de los muertos en la nuca.
Un día, en lo más crudo del mes de enero, cuando la luz ya empezaba a desvanecerse al dar las cuatro de la tarde, miré hacia atrás y vi que un hombre me devolvía la mirada. Nadie más reparó en él, solo yo. Tenía la piel gris, como la ceniza que lleva mucho tiempo al fuego, y los ojos tan negros como la tinta de mi tintero. Se le habían retraído las encías, lo que le daba un aspecto enjuto y famélico. Su rostro dejaba traslucir un profundo anhelo.
No me asusté. Puede parecer extraño, pero digo la verdad. Sabía que aquel hombre estaba muerto, y que los muertos no tienen más poder sobre nosotros que el que estemos dispuestos a concederles. El hombre rozó el cristal con los dedos sin dejar ninguna huella, y luego desapareció.
Fueron pasando los años, pero nunca lo olvidé. Me enamoré y me casé. Tuve hijos, enterré a mis padres y envejecí. El rostro del hombre de la ventana de mi colegio se fue volviendo más reconocible, y me pareció verlo en todos los cristales. Finalmente me dormí, y al despertarme ya no era el mismo de antes.
Hay un colegio construido junto al cementerio. En invierno, al amparo de la penumbra, me acerco a sus ventanas y rozo el cristal con los dedos. Y, a veces, un niño me devuelve la mirada.
Qué relato tan bien contado. No se necesita más palabras. Un círculo, que aunque parezca extraño dada la temática, me ha parecido sereno.
Te felicito Conrad, gran gran cuento.
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Qué relato tan bien contado. No se necesita más palabras. Un círculo, que aunque parezca extraño dada la temática, me ha parecido sereno.
Te felicito Conrad, gran gran cuento.
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Si, yo también creo que es un relato magnífico
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¡Que miedo! :S Pero si me gustó 😉
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Me alegro que te gustara. Este micro de Connolly me encanta. Un saludo
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